sábado, 31 de enero de 2015

Dejé caer a la persiana,
los pestillos en la puerta coloqué,
no me he olvidado de la reja,
ni de colgar el teléfono bien.
Es que hay que cuidar las apariencias,
y barrer un poco la vereda tal vez.
Nadie debe saber de esta ausencia,
porque los fantasmas proliferan en café,
y gustan del negro,
para debajo de tus ojos crecer.
De día hacemos como si nada pasara,
y a veces creemos que nada
nada pasa;
entonces....
tragamos los platos,
como desayuno en foráneo cuerpo.
Después nos lavamos las manos,
y resistimos
la pata meter,
mientras en un piso nos acostamos,
sin saber por qué.
Puede estar el Sol o la Lluvia,
es lo mismo visto desde el parqué,
es que ahí abajo se ve todo frío,
y cuando hace calor
el cielo parece hecho de hiel.
La perra ya no quiere ni comer,
no te preocupes,
yo por ella lo haré.
Es que sé que está triste,
porque en sus ojos,
vi a un humano nacer.
Cachorra de mirada arrugada,
tu brillo no quiere mañana volver.
No te preocupes,
esta noche no pienso volver,
porque no iré a ningún lado,
sólo para a mi cabeza proteger.
¿Es que acaso no se han enterado,
de que la muerte no me deja correr?