domingo, 8 de junio de 2014

Codiciaba el desgarro, la idea de su cuerpo partiéndose a la mitad por un traspié en la escalera;  la imagen borrosa del derrumbamiento de las puertas del Cielo infernal que acunaban al puño, sujeto a  las ramificaciones de su árbol; el choque de dos vientres danzando con una pared de hierro de por medio; su marido acercándose con las agujas de tejer de su abuela a su sexo;  un rayo disociador de cada órgano de su talle; el castañeo de cristales explotando frente a su rostro. Me pertenece lo que soy, cada pelo germinante de mi cuero cabelludo es mío, las media Lunas blancas que se extienden en mis uñas están bajo mi dominio, el lunar que me enmarca el omoplato derecho también lo está. Empiezo en la fusión de las gametos paternas, aparezco en cada sillón que queda hundido por mi propio peso, soy consciente de mi existencia con los vidrios que empaño con mi aliento, me inició en cada pestañeo; creo narcisistas mundos imperceptibles con las pestañas separadas, materializo el subconsciente en películas sin repetición ni pausa, veo puntos blancos con el haz de luz que divisa en mi ventana, me acerco y desaparecen, reflexiono, pienso y caigo con los “Toc, toc, toc” que me despabilan cuando sueño, quiero que las suspensiones me quiten el dolor interno; un calvario similar al que sufren las almas en el purgatorio, pero no tan etéreo me escupe el abdomen; no sé si empezaré ahí, comer no me hace ser la comida, pero sin bocado no tengo vida. No puedo compartir con migo misma, pero puedo dar a los demás si lo deseo; mi cuerpo me está quitando más de lo que necesito, sin embargo no soy yo. Los puños que me golpean me exigen una manutención que no estoy dispuesta a brindar, no voy a regalar lo que tanto trabajo me costó, pero ya lo estoy haciendo, por más que deje de comer las palmas se abren con rabia para devorarme el calcio de los huesos, me están llevando a ser lo que no soy, una enferma escuálida que lucha en nombre del desgarro. Caí una vez bajo los embrujos de la ternura socialmente integrada, pero no lo haré nuevamente, dicen que la tercera vez es la vencida; no me interesa, no tengo tanto tiempo como para derrochar mis energías en una vida que no es la mía, ni es la que yo quiero. El reloj sigue repiqueteando en redondeles, si no me apuro la aguja hará del pasar de los días una rueda de bicicleta en movimiento, finos hierros indistinguibles por la velocidad de los pies en los pedales, este es el momento para hacer que toda esta pesadilla me deje de atormentar, si espero dos meses más me atascaré en la cadena de mi vehículo y reemplazaré el aceite de este por sangre, si no lo hago dentro de cinco meses me encontraré con las piernas abiertas en una fría superficie que no tendrá importancia, la dilatación va a ser más fuerte que yo; no podré dominarlo, el me dominará a mí, en todo caso, ambos terminemos como dos peces salidos del agua, sacudiéndonos por una electricidad imaginaria, las hormigas se meterán en nuestros cuerpos y nos comerán tan rápidamente como cuando nosotros las reventamos en el suelo.

La bóveda rosada ya no tenía estrellas; sólo abismales pliegues que la mujer quería arrancar con sus propios dientes, con tal de desarraigarse de la carga pesada que inclinaba los tallos de su cuerpo hacia una muerte sin caída en la tumba. Una vida sin cuidados en la misma, sólo atenciones sobre aquella mancha que disolvía la claridad de su condición. Hilachas de músculos destrozados hacían mecer al fruto, había abierto las compuertas de su Cielo, la oscuridad resultó ser más protectora que la luz de una lámpara con finalidad destructora; la mujer abrió su boca y bebió petróleo con gran devoción, el vahído la hacía pensar que sus planes estaban yendo por buen puerto, habría devuelto toda la negra espesura, pero si lo hacía corría el peligro de que no llegase a destino, sus tripas habrían aparecido esparcidas por la mesa, incluso su corazón se habría resbalado por las baldosas como babosas bendecidas con sal, tanto sufrimiento para que el pingüino continuará nadando dentro de su placenta, el petróleo no lo matará, sólo hará que su medio ambiente se intoxique y se comience a contaminar con la cólera.
Ave inservible que nada en vez de volar, padezco tus picotazos en la carne que me cubre de los males exteriores, para que la tendré si te tengo a vos girándome la razón, correr una hora bajo los efectos de una pócima preparada a base de veneno de cucarachas no funcionará, intentar el homicidio es casi igual a provocar el suicidio, por qué será así si no eres parte de mí, sé todo de vos, mucho más de lo que vos sabes sobre vos mismo, algún día te darás cuenta de que tus alas no están echa para volar, quien estará allí para sorberte las lágrimas, yo no quiero ser participante en esta tortura que llaman vida, no estoy apta para soportar con otra carga más que la mía, no me responsabilizaré por el desarrollo de futuras generaciones fallidas, porque así serán de ahora en adelante, pocos querrán trabajar para comprarles un salvavidas; nadie me dijo que para auto realizarme había que encaminar a un desconocido, un extraño que es un hermano gemelo, un especie de clon diferente físicamente y psicológicamente, pero idéntico en algo que no sabría reconocer, carne de mi carne, sos parte de mí, pero no puedo decir que sos mi cuerpo, dónde estará el activador de vida cuando se me escurren las ideas, trabajando, yendo a la fábrica durante todo el día para luego dormir en la noche, dándome la espalda como si no sabría que ya no me quiere más en su cama; llenándose la boca para esquivar sus travesías en la oficina de su jefe, por qué cerraré la boca cuando tendría que cascarme en gritos, hace lo que quieras, no te explicaré porque tengo los labios tan negros, ni porque los dientes se me comienzan a amarillear al compás de la pérdida de brillo de mis ojos, esto no es lo que quería, cargo kilos que me hacen tronchar la espalda, compenso el peso con una mochila de niño en la columna vertebral, súbete al espinazo de mami, caballito, caballito. ¡Ea! Que alegría reina en la casa, el niño espera con los juguetes en el suelo a su hermanito, la noticia no tendría que haber salido al aire, pero como mentir cuando la casa está revuelta porque la confusión le rompe los tímpanos, como disimular que su padre no quiere estar más con él porque su madre no es más la figura esbelta que lo hacía arder como brazas. Ya no me inclino más ante la fiebre de la carne, se me apaciguo la sed ante el lodo de la vida y la muerte, mi robustez no puede ser barrida por las olas del mar, ni si quiera la arena puede sellarme las fosas nasales con finos granos de un dorado trance.

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